jueves, 27 de diciembre de 2018

La Trampa de la Diversidad


La trampa de la diversidad
lunes, 17 de diciembre de 2018

Por un populismo de izquierda- Chantal Mouffe







  Por un populismo de izquierda - Chantal Mouffe (Reseña)


Gabriel Valenzuela *


En un mundo cada vez más vulnerable a las crisis de la hegemonía neoliberal, es necesario entender sus traducciones políticas y la articulación de un sinfín de identidades políticas nuevas que se alzan para contrarrestarlo. Tejiéndose en este momento coyuntural global, “la cosa misma” que no es nada más que la política, se sitúa el libro de Chantal Mouffe “por un populismo de izquierda” que apuesta por una estrategia política discursiva que logre irradiar un nuevo horizonte democrático radical en favor de la igualdad y la justicia social, generando un agonismo político contra el establishment oligarquizado y la actual tendencia de derechización en los países occidentales.

A lo largo de esta “intervención política” se entrevé el pensamiento crítico de Mouffe de manera clara y partisana. Entre las tantas reflexiones que expone la autora, se vierte sobre todo la crítica inmanente a la estructuración y la crisis del orden neoliberal, conceptualizado por la autora como la post-democracia. A diferencia de otros teóricos como Rancière o Crouch, Mouffe define la post-democracia como la eliminación de “la tensión agonista entre los principios liberales y los democráticos – que es constitutiva de la democracia liberal…” (p. 30), lo cual comporta un robustecimiento del liberalismo económico y una grave limitación de la democracia relegando el liberalismo político a un segundo plano. Ésta se compone de dos dimensiones que ha logrado ocluir la soberanía popular. Respecto con su dimensión política, la post-democracia logró desdibujar “la frontera política entre la derecha y la izquierda” (p.31) vaciando las instituciones políticas y por lo cual “las elecciones ya no ofrecen la posibilidad de decidir entre alternativas reales a través de los ‘partidos de gobierno’ tradicionales” (ibid.). A este elemento Mouffe lo denomina la post-política que como consecuencia ha eliminado cualquier indicio de contestación política real: “así la política ha pasado a ser una mera cuestión de administración del orden establecido, un dominio reservado a expertos, y la soberanía popular ha sido declarada obsoleta” (p.32). En su dimensión económica, la post-democracia acentúo la “oligarquización de las sociedades occidentales” (ibid.) mediante el proceso de acumulación por desposesión por el cual se deterioró las condiciones laborales de las clases trabajadoras y se gestionó la precarización y pauperización de las clases medias.

Es en este contexto, que debemos de entender las resistencias a las transformaciones económicas y políticas devenidas por el neoliberalismo y su condición post-democrática como un “momento populista”. Planteado de esta manera, el gran desafío de la izquierda, argumenta Mouffe, es la de articular demandas sociales heterogéneas insatisfechas construyendo una frontera que divida el campo social en un pueblo contra un adversario común: la oligarquía. La pregunta entonces para la izquierda consiste no tanto en qué decir, sino en cómo seducir a las identidades dislocadas por el neoliberalismo (identidades diversas en permanente construcción y en disputa política), que toma como arma política de politización la dimensión afectiva (más allá de la racionalidad argumentativa, empírica o utilizando categorías demasiado abstractas como el “capitalismo” o la “clase obrera”), para construir una identificación discursiva del nosotros, un pueblo, contra un ellos (la negatividad radical), el establishment. En suma, la tarea principal es la de politizar y organizar las pasiones en torno a una identificación del nosotros plebeyo para quitarle los privilegios a la elite rentista.

El fin de la estrategia populista no el de tomar el poder sino de transformar las instituciones y las relaciones sociales de dominación en múltiples espacios públicos agonistas mediante una hegemonía expansiva con vistas a radicalizar los principios normativos de la democracia – la igualdad y la libertad- para transitar a un nuevo orden hegemónico.  El horizonte de la democracia radical propone que el Estado no sea una cosa pasiva, sino que sea un campo de lucha para facilitar un equilibrio de fuerzas más representativo para los sectores progresistas, en la medida en que los movimientos sociales puedan “involucrarse con los diversos aparatos del Estado para transformarlo,  para hacer del Estado un medio de expresión de las múltiples demandas democráticas” (p.69), además tomarse en serio la construcción de espacios comunitarios dentro de la sociedad civil.

Si bien el texto es coyuntural, Mouffe deja sin responder algunas críticas contemporáneas. Mencionaré solo dos. En lo teórico, no reflexiona sobre la aparente contradicción entre republicanismo y populismo, y la posible solución teórica de la institucionalidad popular. Y en lo práctico, no discute la especificidad, las condiciones particulares y las críticas de experiencias populistas como Syriza en Grecia, Podemos en España y el de los Kirchner en Argentina. A pesar de estas críticas, Mouffe plantea una lectura imprescindible para reflexionar sobre el “momento populista” coyuntural y el camino a seguir de una izquierda comprometida con expandir los límites de lo posible.

* Magister en Ciencias Sociales esp. Globalización y Desarrollo Económico en SOAS, Universidad de Londres.


Nota: El presente artículo se publica en la revista política peruana “ El Ojo Zurdo”

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