domingo, 11 de mayo de 2014
Crónica de Pedro Hidalgo
El pasado domingo 4 de mayo, un grupo de personas,
convocadas por el Foro Crítica y Sociedad, nos adentramos en las calles de Pedro Hidalgo, en el distrito del Cono Sur de la capital grancanaria,
desde donde pudimos compartir observaciones y reflexiones en torno al urbanismo y la geografía de este barrio. El urbanismo crítico y la geografía
urbana, con el estudio de autores como David Harvey, Neil Smith o Mike Davis, es
una de las líneas de estudio del Foro, a la cual ya le dedicamos un módulo en
el Curso de Crítica de la Cultura Capitalista en 2013. En aquella ocasión realizamos una incursión en el risco de San Antonio y visitamos las nuevas construcciones en El Polvorín. También, para otra sesión, elaboramos un corto documental sobre la configuración de la ciudad a partir de sus barrancos.
Aquí van unos párrafos
que resumen algunos de los aspectos observados por el grupo:
La geografía del terreno demuestra el cambio de intereses
económicos a lo largo de la historia: las zonas llanas son de mayor interés para
el uso agrícola, reservándose las laderas para las edificaciones. Con la llegada del turismo, cambia el interés
y se ocupa para zona residencial y para tráfico la zona llana. Sin embargo las coyunturas pueden cambiar y
volver a imponerse las anteriores.
Enfrentamos la construcción familiar o popular al diseño
urbano del territorio desde las instancias de la administración. La sabiduría
popular fabrica sobre el terreno adaptándose a él y encontrando soluciones que
contemplan diversidad de aspectos: aprovechamiento de aguas, preocupación por
el paisaje, vías para desplazamientos de personas y vehículos (escalones con
grado inclinado para aprovechamiento de huella,
relieves que unen escalones para paso de motos y bicicletas),
embellecimiento y zona de sombra para la espera del transporte público… En
cambio, la solución que ofrece la administración pública cuando diseña la
ocupación del terreno sólo contempla un aspecto (según un modelo cartesiano),
que impone el cemento y no tiene inteligencia ecológica (ejemplo de canalización y alcantarillado de
aguas que se llevan hasta el mar, nivelación de terrenos sin adaptación al
relieve original, etc.). La administración es burocrática, pero una ciudad no
es una simple suma de actos individuales: alguien observa que debería tenerse
en cuenta la transversalidad de las actuaciones urbanísticas, que contemplara
el derecho a la cultura, la dignidad o las relaciones humanas a la hora de
diseñar un enclave urbano.
Vemos unas edificaciones más recientes en la ladera
de enfrente, que corresponden a la urbanización de Tres Palmas. Este conjunto de viviendas, concedidas durante el franquismo, fue fruto de la lucha de un grupo de cooperativistas desde mediados de los años 60 y a lo largo de una década. Protagonizó, en los años sucesivos, unos episodios fundamentales en la batalla contra la estafa inmobiliaria, gracias a la intensa participación vecinal, que convirtió aquellos "contenedores de personas" en lugares habitables.
Los bloques están construidos de espaldas al barranco, con una gran masificación del terreno, sin contemplarse
equipamientos que correspondan a tal densidad de población. La separación física, como un corte en medio del barranco, dificulta también la integración de la población de origen con
la nueva. No se respeta la lógica del
agua y de la tierra. Se ha construido en zona de escorrentías. La administración establece zonas
administrativas diferentes sin contemplar la unidad geográfica del barranco.
Hay un urbanismo de "buenas intenciones", que intenta dar una solución pero
genera otro problema diferente (ejemplo de la canalización del agua: el terreno
ya no se inunda, pero queda árido, pues toda el agua se canaliza al mar). Debería
analizarse el conjunto para dar soluciones que tiendan a la sostenibilidad. Un
ejemplo de soluciones antiguas: los nateros: una forma de regadío milenaria, que aprovecha la nata del barranco cuando corre, su agua, su materia
orgánica. Ahora quedan pocos ejemplos
de nateros en el mundo: en Canarias y en Túnez.
Vamos viendo signos de la edificación familiar: se suelen
dejar las vigas al aire para poder seguir edificando hacia arriba si la familia
lo necesitara. Las azoteas son un
ejemplo de los valores que son prioritarios en esta zona. Están más cuidadas que la fachada, se
advierte que son muy utilizadas y son centros de reuniones, se les da uso
agrícola, cuidado de animales… Incluso
se podría potenciar la energía solar, pero todo esto está vetado por el
oficialismo. En las nuevas comunidades creadas para vivienda de protección oficial
no se contempla el uso de las azoteas.
La circunvalación que pasa por arriba del
barranco ha revalorizado el lugar: ahora la urbanización del barranco tiene
otra vía hacia donde seguir creciendo. La crisis inmobiliaria ha paralizado, seguramente para bien, la presión privada sobre el uso del terreno.
Algunas vecinas nos dan idea de los problemas
del barrio: hay muchos niños pero no tienen parque para jugar, los muros de
contención peligran y ha habido derrumbes.
Se hace el análisis de que resolver estos problemas no es sencillo. La edificación tradicional es sabia, pero
muchos conocimientos se están perdiendo.
A veces no es tan fácil reformar una de estas edificaciones porque hay
casas que pueden tener su punto de apoyo en las contiguas, etc. Deben intervenir buenos profesionales.Otros vecinos, en cambio, nos dan testimonio de que el barrio favorece la buena vecindad y el conocimiento de las personas con las que se convive.
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