lunes, 11 de febrero de 2013

Crónica de la sesión "Crítica y alternativas a la ideología social del automóvil"



El jueves pasado comenzó el segundo módulo del curso anual de Crítica a la Cultura Capitalista del Foro Crítica y Sociedad, que lleva por título Geografías de la exclusión.
Esta primera sesión se dedicó a la “Crítica y alternativas a la ideología social del automóvil” y contó con la presencia de Ernesto Torres del Foro Crítica y Sociedad y de Narciso Díaz del colectivo Las Palmas en Bici.
Ernesto Torres nos acercó a la obra del pensador André Gorz, autor de tradición marxista, que supo situar en el centro de la reflexión la ecología política y la lucha contra el modelo de desarrollo capitalista.



La presentación giró en torno al ensayo de 1973, La ideología social del automóvil, donde se destaca el papel central que juega el coche en la vida actual y sus consecuencias devastadoras, y esto no sólo por cómo el coche devora el territorio, ocupa un espacio escaso, o sella la tierra con asfalto, sino también por su poder simbólico. “El automovilismo de masas materializa el triunfo absoluto de la ideología burguesa al nivel de la práctica cotidiana: funda y sustenta, en cada quien la creencia ilusoria de que cada individuo puede prevalecer y beneficiarse a expensas de los demás”.
Gorz destaca que el coche no nació para la gente sino para una élite que por primera vez podía diferenciarse a través de la velocidad. Sólo por el interés de los magnates del petróleo, la industria de la automoción puso su miras en la masificación del uso del coche como una forma de aumentar sus beneficios.
Este uso masificado acaba mostrando que el automóvil destruye los espacios de convivencia en pos de los espacios de tránsito y empuja a la compartimentación de la vida en espacios de trabajo, ocio, consumo, y vida. Además, termina haciendo del automóvil un medio de transporte lento e ineficaz, tanto es así que, como el propio Ivan Illich mostró, si dividimos el espacio que recorre un coche de media por el tiempo que invertimos en él (contando, por supuesto, con el tiempo de trabajo que invertimos en pagar el propio coche, sus arreglos, gasolina, seguro...) nos saldría que el coche circula a una velocidad de 6 Km/hora, los estudios más optimistas llegan a hablar de 12 Km/hora.
No podemos olvidar que esta ideología no se impuso por la buenas, para eso tuvieron que destruir las antiguas formas de movilidad colectiva y construir una ciudad a la medida del automóvil y del despilfarro energético. Ante este problema global no hay soluciones individuales, sólo replanteando la cuestión en términos colectivos podemos ir construyendo espacios para la vida y así ir realizando esa revolución cultural que tanta falta hace para quebrar la ideología burguesa del automóvil.
En la segunda parte de la exposición contamos con la presencia de Chicho Díaz Casanova, del colectivo Las Palmas en Bici quien compartió con los asistentes la experiencia de denuncia y lucha del colectivo que acaba de cumplir 30 años en la reivindicación de un modelo de ciudad y de movilidad hecho para la vida.
Chicho destacó que se produce un agravio social comparativo, ya que la red viaria de nuestra ciudad dedica aproximadamente un 86% de su espacio al tránsito o estacionamiento de automóviles y el 14% restante se comparte entre carriles exclusivos para transporte público, aceras peatonales y red ciclista. Precisamente ese 14% de espacio vial es el que usa el 60% de la población para sus desplazamientos diarios y parte de ese 14% de suelo (las aceras peatonales) también es usado por los conductores cuando se apean de sus automóviles.
Este modelo de ciudad pensado para el uso del coche ha hecho a los pobres cautivos del transporte. Como se comentó en la primera parte, la compartimentación de la vida y el deterioro de los transportes colectivos hacen imprescindible el uso del coche. Este estilo de vida acaba siendo caro e ineficaz y los que más sufren esta necesidad del coche son las clases más bajas que o bien se ven obligadas a trabajar más para mantener el coche o tienen que utilizar otros medios de transportes alternativos en un entorno que ha sido pensado sólo y exclusivamente para el uso del automóvil.
Desde Las Palmas en Bici siempre se ha querido poner el acento en la necesidad de una ciudad para la vida, donde los niños y niñas puedan ir a la escuela andando o en bicicleta, donde las personas con diversidad funcional puedan moverse con seguridad o un ciclista pueda recorrer la ciudad sin temor a ser arrollado por un coche. Hace falta cambiar la mirada y empezar a pensar en ciudades 8-80, ciudades vivibles para menores de 8 y para mayores de 80 años.
Finalizada la parte expositiva comenzó el debate entre los casi treinta asistentes al acto. Durante el debate se destacó la idoneidad de esta presentación como punto de arranque del módulo de Geografías de la exclusión, ya que tras escuchar ambas intervenciones queda muy claro como el uso del espacio y los modelos de movilidad condicionan nuestro modelo de vida y favorecen la circulación y acumulación del capital en detrimento de una ciudad para la satisfacción de necesidades desde la perspectiva de los más vulnerables.
El final del debate estuvo muy centrado en los medios necesarios para la construcción de alternativas frente a la ideología burguesa del automóvil. La importancia del trabajo cultural de base, la experiencia cotidiana de alternativas colectivas a pequeña escala, y no abandonar la perspectiva política fueron algunas de las ideas que fueron saliendo durante el animado debate.
El jueves 14 de febrero continuaremos el módulo con la presentación del arquitecto Vicente Díaz, “La mediación urbana en la ciudad consolidada”, exposición que será desarrollada a través de un recorrido a pie por el risco de San Antonio y el barrio del polvorín. La exposición partirá del Café d´Espacio (Calle Cebrián 54) a las 17.00

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